Historia


La Sierra de Espadán ha estado vinculada al hombre desde tiempo inmemorial, como atestiguan los numerosos yacimientos arqueológicos de la edad del bronce y de los íberos, así como los restos de cerámica, inscripciones y diferentes construcciones romanas. 

No obstante, es en la época árabe cuando la Sierra de Espadán adquiere su mayor esplendor. En esa época se edifican castillos en casi todas las poblaciones de la sierra, la ganadería y, especialmente, la agricultura alcanzan un gran auge gracias al sistema de riego con acequias, balsas, norias, presas y acueductos, lo cual favorece un importante aumento poblacional. 
La Sierra de Espadán constituyó un importante centro económico, comercial y cultural, contando con una prestigiosa escuela coránica cuya influencia llegó incluso a tierras tan lejanas como Argelia. 

Cuando Jaime I inicia su conquista, establece una serie de pactos con las poblaciones de la sierra encaminados hacia su sometimiento. En el siglo XVI, la presión de la Inquisición y de las conversiones forzosas sobre la población morisca, fomentó la emigración y las revueltas. El 11 de septiembre de 1609, fueron expulsados definitivamente de la sierra, que entra en una etapa de fuerte depresión económica y poblacional. 

Debido a la especial orografía del terreno, la Sierra se convierte en un lugar estratégico por sus defensas naturales en todos los conflictos armados: los alzamientos árabes, como ya hemos visto, la guerra Carlista o la guerra Civil, que dejan muestra de su presencia a través de numerosas excavaciones y trincheras.

Otro recurso es la fabricación de mangos o de "gaiatos" a partir de las ramas del almez o "lledoner", denominado también "latonero".

Los recursos de la sierra han sido explotados desde tiempos ancestrales y de algunos de ellos quedan hoy testimonios como son los "pous de neu" (pozos de nieve) o neveras para la obtención de hielo que se distribuía a las poblaciones de la Plana Baixa. Ejemplo de ello es la utilización de la nevera de Castro hasta el siglo XVIII.